Estética racionalista

A finales del siglo XIX el art Noveau comenzó a romper con la tradición artística, señalando un primer intento de modernidad en las artes plásticas, pero el nuevo estilo derivaba en una estética artesanal y permeada de ornamentalismo vacuo y preciosista, elementos estos que la nueva estética racionalista niega. Los primeros quince años del siglo XX, poseen la peculiaridad de ser los más vertiginosos en cuanto al ritmo de creación e invención humana. En este cuarto de siglo convergen en Europa, cambios radicales en lo social, en lo político y en lo tecnológico. En este período se gestan importantes corrientes de la plástica europea y comienzan a producirse entre los artistas nuevas concepciones y estilos plásticos, donde el uso de las líneas rectas, el gusto por los volúmenes, la preferencia por simplicidad y por determinados tintes ganan preponderancia; comenzando ello a influir en los artistas racionalistas. Otro evento de sustancial importancia a la hora de analizar el surgimiento del racionalismo lo es sin dudas la desolación que las ciudades europeas mostraban al concluir la Primera Guerra Mundial; este ambiente de destrucción e incertidumbre reclamaba un cambio no sólo en las estructuras de las ciudades, sino también en la visualidad y expresión en la arquitectura. En este contexto eclosiona la corriente racionalista, deudora de cambios sustanciales en el pensamiento moderno y caracterizada por el empuje constructivo de postguerra. La orientación constructiva racionalista se propaga en Europa entre los años 1925-1940. La construcción de obras aisladas y la penetración de novedosos métodos constructivos, van conformando escuelas en la que la labor e influencia de los grandes maestros del racionalismo se hace sentir. En este sentido, muchos son los arquitectos y discípulos que se congregan en pos del nuevo estilo. Producto a ello el gusto por el nuevo movimiento comienza a expandirse rápidamente y se construyen obras racionalistas hasta en América, llegando a constituir el racionalismo arquitectónico una práctica constructiva que establece sus bases en la depuración, en lo esencial, en lo práctico y lo funcional. Se destaca dentro de los racionalistas, por su importante labor investigativa y constructiva, la figura del arquitecto suizo Le Corbusier, representante de la escuela francesa y uno de los artistas más sobresalientes en la historia de la arquitectura internacional. Principios o postulados del racionalismo Los arquitectos racionalistas en su afán de concebir obras en la que la estética industrial se hiciese sentir, resumían en sus construcciones los siguientes aspectos: Bloques arquitectónicos elevados sobre pilotis (pilares) Planta baja libre. Fachada libre, independiente de la estructura. Ventanas longitudinales (fenêtre en longueur). Cubiertas planas y con la presencia de jardines. Predominio de los colores rojo, azul, amarillo; más los acromáticos negro, gris y blanco. Las características de las construcciones racionalistas Preponderancia de los conceptos de estructura y función. Inclinación y gusto por el uso de las formas geométricas simples y con criterios ortogonales Empleo del color y del detalle constructivo en lugar de la decoración sobrepuesta y gratuita Concepción dinámica del espacio arquitectónico El uso de materiales de nuevo tipo como el acero, el hormigón y el vidrio.

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